viernes, 27 de mayo de 2011

baja por depresión 1.2


La picaresca


- Imagen: Helga Weber -
Es difícil determinar la duración media de una baja por depresión, aunque sí cabe decir que tarda en curarse; en algunas personas incluso llega a convertirse en cíclica-crónica. Las enfermedades de la mente son mucho más complejas que las provocadas por un virus o la rotura de un hueso, que sí tienen más o menos una duración limitada. No obstante, conviene saber que la duración máxima de la incapacidad temporal será de 12 meses de duración. Pasado este tiempo, llamarán al trabajador para pasar un tribunal médico que valorará si se debe dar una incapacidad permanente.
La duración máxima de la incapacidad temporal es de 12 meses; después un tribunal médico valorará la posibilidad de conceder la permanente
¿Se producen muchos casos de picaresca, en la que el empleado simula depresión? La abogada Victoria Caldevilla, socia de Dutilh Abogados, afirma que suele darse la picaresca con más frecuencia que en otras situaciones de enfermedad, ya que los síntomas son referidos por el paciente y es muy difícil comprobarlos; es decir, "otras patologías son detectables con pruebas médicas, lo que es más difícil en este caso". Una opinión con la que coincide Vanesa Jiménez, quien señala que hay trabajadores que simulan ante su medico para obtener una incapacidad temporal. Aunque, como matiza, la simulación no es total en algunas ocasiones, ya que, según afirma, "muchos trabajadores acuden a su médico para solicitar la baja por depresión porque ven que es la única salida para evitar situaciones que son altamente perjudiciales para ellos y que se producen en su entorno laboral. Así, se dan casos de trabajadores que tienen que seguir acudiendo al centro de trabajo tras interponer una demanda contra el empresario, el cual crea un entorno de trabajo muy hostil ya que están a la espera de un juicio donde se van a contraponer sus intereses".
¿Y qué suelen hacer las empresas cuando sospechan que un empleado ha simulado una baja por depresión? Según Caldevilla, "lo único que pueden hacer en estos casos es hacer reconocimientos médicos paralelos por parte de sus propios servicios médicos, si los tuvieran, o a través de las mutuas, pero es difícil de detectar". La ley faculta a las empresas para hacer el seguimiento de las bajas, lo que habitualmente se hace a través de las mutuas.

Límites al control

Las entidades gestoras y mutuas patronales indicadas por la empresa pueden revisar, a través de diferentes medidas, la situación de un trabajador que se encuentra de baja temporal por depresión para comprobar que las faltas de asistencia al trabajo están verdaderamente justificadas, y que no se trata de una simulación de enfermedad. No obstante, como afirma Vanesa Jiménez, este control por parte de las empresas tiene límites, ya que el empresario no se encuentra facultado para imponer al trabajador un segundo diagnóstico sobre su enfermedad; únicamente puede servirse de estas revisiones para verificar si se encuentran o no justificadas las faltas de asistencia. El empresario sólo puede solicitar la revisión del diagnóstico a la Inspección de Servicios Sanitarios, que es quien decidirá sobre la adecuación de la emisión de la baja, lo que implica que no sirve con el criterio discrepante del facultativo de la empresa para sancionar o despedir al empleado.
El trabajador debe saber que puede negarse a someterse a estos controles médicos impuestos por la empresa, una negativa que no conlleva como sanción el despido disciplinario. Lo que sí establece la normativa laboral es que dicha negativa puede llevar aparejado que la empresa no pague a la persona de baja las mejoras voluntarias de las prestaciones de la Seguridad Social que corren a cargo de la empresa.
Existe un segundo límite al control del empresario, relacionado con el derecho a la dignidad e intimidad de los trabajadores. De hecho, hay empresas que han contratado los servicios de detectives privados para investigar la posible simulación del trabajador por baja laboral. Se trata de un método polémico, ya que a veces se ha recurrido a la grabación de imágenes del empleado en lugares que no son públicos. En estos casos, la jurisprudencia no suele aceptarlo como prueba. Vanesa Jiménez matiza que, de cualquier manera, "el control del trabajador de baja por depresión con estos métodos es complicado, puesto que el tratamiento médico a una persona con depresión no suele consistir, como en otras enfermedades, en un tratamiento de reposo. Muy al contrario, muchos psicólogos y psiquiatras recomiendan relacionarse con gente o salir a la calle como el mejor tratamiento para la depresión".


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